Primeros pasos de Jesús
(Museo de Guadalajara)
Escultora de Cámara real
(Museo de Guadalajara)
Escultora de Cámara real
Sevilla
1652/ Madrid 10-1-1706
Luisa
Ignacia Roldán Villavicencio. Fue una de las principales figuras de
la escultura religiosa del Barroco de finales del siglo XVII y
principios del XVIII, unica mujer a la que se dió el título de
escultora de la Cámara del rey, conocida con el sobrenombre de "La
Roldana".
Nacida
en Sevilla, fue bautizada el 8 de septiembre de 1652, falleció en
Madrid, el 10 de enero de 1706. Fue la quinta hija de los doce que
tuvieron el matrimonio formado por Pedro Roldán y Teresa de Jesús
Villavicencio, cuatro de los hijos fallecieron. Su padre dirigía uno
de los talleres de imaginería más importantes de la ciudad
hispalense, al que no dejaban de llegar encargos para la catedral.
Desde
niña, Luisa aprendió a dibujar y moldear pequeñas figuras de
terracota, sus dos hermanas Manuela y Francisca coloreaban las
figuras en el taller familiar. Tenía dieciocho años y se había
convertido en una experta manejando la gubia y el cincel, también se
había enamorado de un aprendiz llamado Luis Antonio Navarro de los
Arcos, su padre se opuso a la relación, a pesar de habérselo
pedido el novio. Tal vez no le faltaban motivos para negarse, aunque
no llegó a exponerlos.
Luisa
y Luis Antonio se prometieron en matrimonio, aún sin el
consentimiento paterno. Así se lo hizo saber al procurador de
tribunales y este, en nombre de Luis Antonio, hizo la petición ante
el Juez de la iglesia, de querer contraer matrimonio con Luisa
Ignacia Roldán «con
la que había tratado de requiebro de dos años a esta parte, dándose
palabra de casamiento el uno al otro»
y deseando que su matrimonio fuera «según
orden de nuestra Santa Iglesia»,
solicitaba que un alguacil del arzobispado fuera en busca de Luisa y
llevada ante el juez para que declarara si había dado palabra de
casamiento. Varios testigos afirmaron estar presentes cuando se
dieron ambos la palabra de casamiento en la noche del 15 de
diciembre.
Ese
mismo día, fue el alguacil Juan Nieto a buscar a Luisa Roldán para
llevarla ante el juez, después de su declaración, en la que entre
otras cosas dijo que nunca había estado casada, que era «moza
doncella», que no era pariente de Luis Antonio, que no tenía voto
de castidad y que a pesar de haber dado palabra de casamiento a Luis
Antonio, no lo podía cumplir por la negativa de su padre a este
matrimonio. Realizada esta declaración, el juez mandó que se
llevara a la joven a casa del dorador Lorenzo de Ávila, para
«tenerla en su poder con la guarda y
custodia necesaria y que no la entregara a persona alguna sin
licencia y mandamiento judicial». El 17
de diciembre de 1671 y delante de notario se produce una declaración
similar por parte de Luis Antonio de los Arcos. Este suceso, fue
conocido como "el rapto de La Roldana por el aprendiz Luis
Antonio de los Arcos". A la boda no fue el padre de la novia.
Después
del casamiento, se fueron a vivir a una casa propiedad de la familia
de él. Luisa continuó trabajando, aunque por razón de la época,
los contratos eran firmados por su marido. Su
escultura fue de temática religiosa, trató de humanizar el arte en
las imágenes. Realizó tallas de tamaño natural para procesionar,
en madera o de barro cocido con policromía, muchas de ellas eran de
las llamadas «de candelero» o para vestir, así como también otras
de pequeños grupos de devoción para particulares y conventos, con
gran movimiento y expresividad, plenas características del arte
barroco. Ejecutó numerosos belenes en terracota de estilo italiano,
formando una escena como grupo escultórico unido.
En
1686 se trasladan a Cádiz para realizar diversos trabajos encargados
por el cabildo municipal y catedralicio, entre ellos los santos
Patronos san Servando y san Germán, en la peana de uno de ellos, se
encontró un documento donde se lee: "Diseñado por Pedro
Roldán, hecho por Luisa Roldán y estofado (dorado) por Luis Antonio
de los Arcos".
A
principios de 1689 el matrimonio junto con dos hijos (los otros
cuatro habían fallecido) se trasladan a Madrid en busca del
reconocimiento oficial y una mejor situación económica. El 28 de
febrero de ese año nace su séptima hija, Maria Bernarda, bautizada
en la parroquia San Bernardo. De estos primeros tiempos en Madrid es
la obra "El descanso en la huída a Egipto" (hacia1691)
con temas iconográficos tomados de un dibujo de Miguel Ángel y de
una obra del Veronés. Esta obra de Luisa es nombrada como «La
Sagrada Familia de la colección Güell»
Con
la realización de estos pequeños grupos escultóricos, la familia
consiguió ir viviendo, mientras esperaba que el rey Carlos II la
nombrase escultora de cámara. El nombramiento llegó el 15 de
octubre de 1692, lo que representó su prestigio oficial y un salario
anual de 100 ducados anuales, pero el pago no llegaba y tampoco los
trabajos a particulares conseguía cobrarlos. La situación general
del reino era precaria. Comenzó a enviar peticiones al rey, en el
año 1693 le solicitaba la concesión de unas habitaciones en las
casas del Tesoro, donde vivían una gran parte de los artistas de
cámara del rey – "ya que no tenía dónde vivir con sus
hijos".
En
1697 pasó a dirigir las cartas a la reina Mariana de Neoburgo,
pidiéndole "que le diera vestuario o una ayuda de costa, por
estarlo pasando con estrecheces, pues muchos días falta para el
sustento diario". Luisa, tras el nombramiento, comenzó a firmar
sus trabajos como "Escultora de Cámara". Luis Antonio, su
marido, confirmó las sospechas del padre, no pasaba de ser un
escultor mediocre, pendenciero, borracho y derrochador, que cuando
solicitó al rey el puesto de "ayudante del furriel" para
paliar la miseria de la familia. Se le contestó: "no hay
ninguna plaza vacante".
En
1692, Luisa recibe el encargo de Carlos II para realizar la obra "Arcángel San Miguel con el diablo a sus pies",
que formaría parte del conjunto escultórico del Monasterio de San
Lorenzo del Escorial, donde hoy se puede contemplar. La escultura,
que es de madera policromada y algo mayor que el natural, muestra al
Arcángel venciendo al demonio al que tiene bajo sus pies, todo ello
con gran movimiento y dramatismo. La genial escultora decidió poner
las cosas en su sitio y ponerles cara a los protagonistas de su obra:
representó a San Miguel con su propia cara y le puso el rostro de su
marido al diablo.
Hubiese
podido volver a Sevilla y le hubiese bastado solicitar trabajo a su
padre, para no pasar calamidades pero, su carácter se lo impedía. Entre 1702 y 1705, realizó para el duque del Infantado, unas 149 figuras destinadas a un "Nacimiento" del Convento del Rosal, de Priego (Cuenca), hoy están desaparecidas. A pesar de su fama, Luisa nunca disfrutó de fortuna económica.
El 5 de enero de 1706, estando gravemente enferma, el escribano da cuenta de la petición de Luisa: una declaración de pobreza en la que solicita ser enterrada por caridad en la Iglesia de san Andrés de donde es parroquiana, siendo su última voluntad que "si hubiese algún bien para heredar se lo den a sus hijos Francisco y María Bernarda, así como a su esposo Luis Antonio de los Arcos". No tiene fuerzas ni para firmar. Cinco días después fallece La Roldana, la única mujer escultora reconocida en tan temprana época, lo que no evitó la inanición.
El mismo día 10 de enero de 1706, la Accademia di San Luca di Roma, la nombraba Accademica de Mérito a "Donna Aloisa de los Arcos (en el extranjero , a una mujer casada se la nombra por el apellido del marido), da Madrid, castigliana... por "Madonna di relievo di cretacotta fatta de sua mano coloritta". Nunca antes, ni después, se concedió ese título a una mujer española.
Triste, que hoy como ayer, los títulos no den para comer, ni siquiera para una vida y muerte digna.
(R.J.M./10.1.2016)
El 5 de enero de 1706, estando gravemente enferma, el escribano da cuenta de la petición de Luisa: una declaración de pobreza en la que solicita ser enterrada por caridad en la Iglesia de san Andrés de donde es parroquiana, siendo su última voluntad que "si hubiese algún bien para heredar se lo den a sus hijos Francisco y María Bernarda, así como a su esposo Luis Antonio de los Arcos". No tiene fuerzas ni para firmar. Cinco días después fallece La Roldana, la única mujer escultora reconocida en tan temprana época, lo que no evitó la inanición.
El mismo día 10 de enero de 1706, la Accademia di San Luca di Roma, la nombraba Accademica de Mérito a "Donna Aloisa de los Arcos (en el extranjero , a una mujer casada se la nombra por el apellido del marido), da Madrid, castigliana... por "Madonna di relievo di cretacotta fatta de sua mano coloritta". Nunca antes, ni después, se concedió ese título a una mujer española.
Triste, que hoy como ayer, los títulos no den para comer, ni siquiera para una vida y muerte digna.
(R.J.M./10.1.2016)