domingo, 26 de julio de 2015

HEROÍNAS MADRILEÑAS


Manuela Malasaña Oñoro

Madrid 10 de marzo 1792- 2 de mayo 1808

   Carlos Cambronero y Martínez (1849-1913), biógrafo de Isabel II, desmintió la versión tradicional, defendida hasta entonces, basándose en el certificado de defunción de Manuela Malasaña, en el cual aparecía la consabida defunción de su padre.

Manuela Malasaña, soltera, de edad de quince años, hija legítima de Juan, difunto, y de María Oñoro, parroquiana de esta Iglesia, calle de San Andrés, num. 18, murió el dos de mayo de 1808, se enterró de misericordia. Concuerda con su original a que me remito. San Martín, de Madrid y mayo 12 de 1815. Fray Bernardo Seco”. La Iglesia de la Buena Dicha, dependiente del abad de la Parroquia de San Martín, situada entonces al lado del Monasterio de las Descalzas Reales.

   Era hija del panadero francés Jean Malesange, españolizado "Malasaña", y de su esposa Marcela Oñoro. De profesión costurera, vivía en el número 18 de la calle de San Andrés, del entonces conocido barrio de Maravillas. Su padre ya había fallecido cuando Manuela Malasaña contaba dieciseis años, al suceder la invasión napoleónica y el ataque al Parque de Artillería de Monteleón, cuya defensa lideraban los oficiales Luis Daoiz y Pedro Velarde. Ese día 2 de mayo de 1808, Manuela se encontraba trabajando en el taller, permaneciendo en él por orden de la patrona, hasta que cesaran los disparos. Pero al regresar a casa y cruzarse con una patrulla de soldados franceses, éstos intentaron abusar de ella mientras la registraban, y para defenderse, según una versión, habría usado las tijeras propias de su profesión que en ese momento portaba. Otros dicen que simplemente las tijeras fueron descubiertas en el registro, acusada de portar "armas" fue ejecutada inmediatamente. Manuela murió después de anochecido en el sitio de la actual Plaza Dos de Mayo.

   Su cuerpo fue registrado con el nº 74 en la relación de 409 víctimas de aquella jornada. Fue llevado al cercano Hospital de Nuestra Señora de la Concepción y Buena Dicha, fundado en 1564, en la calle Silva de la capital madrileña, acogía a gente pobre. La entrada principal del antiguo edificio daba a la calle Libreros y en la trasera se encontraba el pequeño cementerio de la Buena Dicha. En este lugar fueron atendidos muchos de los heridos en aquel 2 de mayo y enterrados bastantes de los muertos, figurando entre ellos no sólo Manuela Malasaña, también Clara del Rey, otra de los heroínas en aquella fatídica jornada.

   Madrid dedicó a su memoria una calle con su nombre, la que se cruza con la calle de San Andrés cerca de donde vivía. Su antiguo barrio de Maravillas, hoy es conocido popularmente como barrio de Malasaña.

     (M.R.J.M./26.7.15)